La ciudad puede entenderse como un ecosistema urbano, donde el hombre y sus sociedades, son subsistemas del mismo. Una particularidad del ecosistema urbano son los recorridos horizontales de los recursos acuíferos, alimenticios, eléctricos y de combustibles, que pueden explotar otros ecosistemas lejanos, provocando desequilibrios territoriales. El modelo de intercambio de materia y energía de una ciudad se opone al de un ecosistema natural, donde los ciclos son muy cortos y el transporte de energía y materia es vertical. En los ecosistemas naturales, el intercambio gaseoso se reduce a la fotosíntesis y la respiración, en las ciudades, se agregan los gases producto de la combustión.
El ecosistema urbano genera sus propias condiciones ambientales, lumínicas, geomorfológicas, ... independientemente del entorno, lo que supone una alteración importante en las condiciones ambientales del territorio.
La quema de combustibles y el uso de la electricidad, genera calor, originando trastornos climáticos locales, que se conocen como “inversión térmica”. Además, la conductividad calórica de los materiales de las ciudades es superior al que tendrían los territorios naturales.
Las superficies asfaltadas modifican la escorrentía superficial frente a la evacuación de aguas pluviales, lo cual lleva a la creación de otras vías, también impiden la penetración de agua en el subsuelo, y aumentan el albedo (relación entre la radiación incidente y la reflejada)del suelo y la radiación difusa. El alcantarillado reduce la evapotranspiración del suelo y las plantas.
La sostenibilidad de las ciudades se apoya en la insostenibilidad global de los procesos urbanos.
La Tierra es un sistema abierto en energía, pero cerrado en materiales. Pero un ecosistema urbano es abierto, necesita degradar materiales y energía para su mantenimiento, superando su propia extensión territorial. La clave de la sostenibilidad estaría en que el ser humano aprenda a aprovechar las energías renovables, para cerrar ciertos ciclos de materiales, de modo que los residuos de los mismos, se convirtiesen en recursos nuevamente.
Un ecosistema urbano está conformado por factores:
• Climáticos, temperatura, humedad, viento.
• Físicos, la nueva geomorfología territorial.
• Lumínicos, los distintos aspectos de la iluminación.
• Equilibrio ambiental, incluye los ruidos, vibraciones, etc.
• Paisajísticos, se refieren al medio circundante.
• Sociales y psicológicos, comprenden las relaciones interpersonales
El territorio ocupado por una sociedad humana refleja a la vez la naturaleza de la región y el trabajo de las personas. Historicamente, el hombre vivió de la recolección y de la caza; luego "domestico" plantas y animales a través de relaciones mutualistas. El descubrimiento y desarrollo de la agricultura y la ganadería le permitio establecerse. La localización de las primeras residencias humanas respondía a influencias del medio:
- Proximidad de los lugares de producción (pescadores en las orillas del mar, agricultores entre sus cultivos, leñadores en el bosque);
- Proximidad de las fuentes de agua y de combustible;
- Protección, etc.
El tipo primitivo de establecimiento es homogéneo: todos los habitantes producen y consumen lo que necesitan: economía de subsistencia. Las granjas, inicialmente aisladas, tienden a agruparse en aldeas y pueblos; la población es con frecuencia fija, sedentaria (aunque algunas poblaciones llamadas nómadas se desplazan con sus rebaños y enseres).
Aparecen entonces dos tipos distintos de parajes: el lugar de explotación de los recursos naturales (campos, canteras, minas...) y el lugar de utilización por los consumidores, o lugar de consumo. Estas partes se unen mediantes vías de comunicación que pueden transitar por una manufactura o lugar de transformación, donde se reúne un equipamiento más o menos completo.
Surge una organización económica que utiliza productores y consumidores y favorece el desarrollo de una vida urbana, en un centro cada vez más desarrollado en el que se crean servicios especiales, públicos o privados, para facilitar la vida de todos (casas comunales, almacenes, escuelas, hospitales, etc.).
Se desarrolla así un tipo de residencia heterogénea en la que diversos grupos de habitantes tienen distintas profesiones, y donde existen diversos tipos de instalaciones productivas; se desarrolla una economía de intercambio (de mercado), en un ambiente comercial.
El ambiente vegetal era también fuente de fantasía, de reflexión y de discusión; bosques y jardines, más o menos elaborados según las reglas y principios que variaron con las civilizaciones y los siglos, marcan toda la historia de la humanidad, de la que constituyen un arte mayor, que asocia los vegetales a la agricultura, la escultura, la hidráulica, etc.
forzosamente, el ecosistema que ocupan con otras muchas especies que ya estaban en el mismo con
anterioridad, o que han sido atraídas por los cambios facilitados precisamente por la colonización
humana primitiva.
En todo este largo camino, desde que éramos una especie más sobre la tierra, sin viviendas ni herramientas y en competencia con otros homínidos, hasta la fecha, en que todo parece estar amenazado por nuestra incesante actividad, nuestras relaciones con el entorno han ido cambiando. Estos cambios se han ido acentuando a partir de que las primeras concentraciones humanas se han transformado en monstruosas aglomeraciones que, en sí mismas, generan una problemática directamente proporcional a su tamaño.
Las especies que hasta entonces habían pertenecido al medio natural, sin relación directa con los humano, empiezan a encontrar nichos adaptativos más favorables en este entorno, donde, por lo general, suelen estar a cubierto de sus propios depredadores naturales, al mismo tiempo que gozan de un entorno donde el principal limitante para su crecimiento como especie, el alimento, esta asegurado.
La fauna considerada beneficiosa en un país, para el de al lado puede ser perjudicial. No obstante, es posible asegurar que determinadas especies animales son siempre perjudiciales para la especie humana, aquellas que almacenan o vehiculan enfermedades para las personas o sus animales domésticos y también para los cultivos. Actualmente el concepto de plaga se refiere a todas aquellas especies implicadas en la transmisión de enfermedades infecto contagiosas, para las personas, así como en el daño y/o deterioro de su hábitat o de las condiciones del bienestar humano. Su control representa un elemento básico en las operaciones de prevención y control de patologías, dentro del ámbito de la Salud Pública.
Aunque en el ecosistema urbano domine la población humana (antropocenosis), las biocenosis que forman la masa de seres vivos son de extraordinaria complejidad. Podemos distinguir:
- Poblaciones de especies que encuentran en la ciudad un medio favorable, incluso ideal, para su desarrollo (gorriones, mirlos); en ciertas ocasiones, pueden constituir plagas (moscas, ratas, hormigas...);
- poblaciones de especies reliquias que subsisten más o menos bien adaptándose a las nuevas condiciones (murciélagos);
- poblaciones de vaivén, que viven fuera de la ciudad pero se introducen en ella con cierta profundidad, en determinados momentos, para buscar alimento (jabalíes, grajos, ardillas, etc.)
En las zonas edificadas
En las zonas edificadas , y todavía más en las casas habitadas por humanos, cohabita gran número de plantas y de animales, algunos de los cuales son amigos voluntariamente introducidos. Entre los amigos están todos los animales domesticados desde antiguo, como el perro y el gato, aunque también se crían animales no domesticados como leones, llamas o boas. Igualmente, es común encontrar aves y peces confinados (en pajareras o peceras).
Inmóviles, silenciosas y mudas, las plantas de interior no por ello hacen menos "compañía", y su mantenimiento puede exigir un dispendio de energía igual al que necesitan los animales.
Los edificios ofrecen tres tipos principales de biotopos a una flora y fauna variadas:
- Los sótanos, oscuros y de humedad relativa alta y temperatura constante y baja. Contienen restos orgánicos y productos alimenticios almacenados. El reino de los hongos proporciona una enorme variedad de mohos, cuyo desarrollo depende, ante todo, del grado de humedad del aire.
La rata de cloaca, el ratón, las cochinillas, etc., son muy frecuentes en estos lugares. Cabe señalar, como particularidad, una fauna extremadamente variada de insectos y ácaros micófagos, comedores de mohos.
- Los lugares habitados, iluminados, con microclima seco y temperatura cálida durante todo el año, están igualmente poblados por una fauna variada, en especial por xilófagos (que se alimentan de madera) que viven en las vigas, los muebles y parqués y son distintos según las clases de madera; los ácaros del polvo, que se alimentan de los productos de erosión de paredes, tapicerías, libros viejos, etc., son acosados por los pseudoescorpiones. Diversas plagas afectan las provisiones (cucarachas, gusanos y gorgojos de la harina ,etc.) o los vestidos (polillas, cucarachas). Procedentes del exterior, penetran en las cocinas y comedores moscas de todo tipo, donde buscan alimento.
- Los graneros presentan alternativamente intenso calor y temperaturas bajas, con una humedad atmosférica bastante escasa. Invadidos a veces por ratones, ofrecen la particularidad de cobijar, en el interior de los maderos secos, insectos que proliferan durante varias generaciones sin salir de allí.
Espacios verdes
Los espacios verdes urbanos son principalmente los siguientes:
- Los parques, plazas y jardines públicos y privados, a menudo con alternancia de césped, boscaje y parterres o zonas de cultivo de plantas; muchos de ellos poseen valor histórico.
- Los bosques incorporados.
- Las zonas agrícolas incorporadas.
- Jardines en el interior de las manzanas de casas.
- Los terrenos deportivos.
- Las avenidas, plazas y enclaves plantados con árboles.
- Los cementerios.
- Los espacios verdes educativos: jardines botánicos o zoológicos, arboretum.
Hay que añadir las propiedades abandonadas que pueden contener zonas seminaturales conservadas (bosquecillos, marismas, estanques), y los terrenos baldíos. Los espacios verdes periféricos son también muy numerosos, y en parte del mismo tipo que los urbanos. De todos modos hay que incluir los bosques y campos periféricos, los cultivos de hortalizas, los bordes de las carreteras y los aeropuertos.
Los parques y jardines, así como los árboles plantados a lo largo de las avenidas, cobijan una fauna enormemente variada, animada por pájaros y a veces por ardillas. Si bien todo el mundo sabe los numerosos beneficios que estos elementos vegetales proporcionan (purifican el aire, retienen el polvo, aíslan del ruido, tranquilizan la vida, son lugares de reposo, etc.), a menudo son ignoradas ciertas desventajas: por ejemplo, el polen de las flores, y sobre todo las esporas de ciertos hongos, pueden originar alergias importantes.
Los gases contaminantes producen una limitación de la diversidad: entre los animales se observa una gran escasez de saltamontes, orugas y caracoles. Los líquenes epifitos desaparecen del todo del tronco de los árboles y son remplazados por algas verdes particularmente resistentes.
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