Más de un año después de que se detectaran los primeros casos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha dado un paso adelante y ha advertido, por primera vez, del riesgo que supone la transmisión entre personas del nuevo coronavirus originario de la Península Arábiga, que ha afectado a 34 personas y causado la muerte a 18. “La mayor preocupación es el hecho de que se hayan visto diferentes agrupaciones de casos en distintos países, lo que aumenta la evidencia de que cuando hay un estrecho contacto entre personas el coronavirus puede contagiarse”, ha dicho.
Desde hace un año ha habido al menos cuatro casos de contagio probado del nuevo microorganismo: dos a familiares de enfermos en Londres, 15 en un centro sanitario en Arabia Saudí y uno —el último— en París, donde un hombre que había estado ingresado con un afectado resultó también enfermo.
La OMS está en una situación complicada. Tiene que hacer equilibrios entre advertir y causar una alarma. Para empezar, otro coronavirus —un primo del actual, pero diferente— fue el que causó el brote de SARS (el síndrome respiratorio agudo grave) hace 10 años, que acabó con más de 800 muertos. Es un antecedente a tener en cuenta.
Y, por otro lado, la interpretación de los datos es confusa. La mortalidad, un 53% es altísima, pero nadie, empezando por la OMS, duda de que haya habido más afectados, aunque, como en otras infecciones por coronavirus, lo normal es que la mayoría solo haya tenido algo parecido a un catarro y poco más, por lo que el número real de afectados seguro que ha sido mucho mayor.
“Es una situación rara”, dice el experto en coronavirus Luis Enjuanes, del Centro Nacional de Biotecnología (CNB) del CSIC. La primera incógnita es el origen del microorganismo. No es normal que este tipo de patógenos empiecen a propagarse desde un territorio tan poco poblado como Arabia. Su epicentro natural es el sureste asiático, superpoblado y lleno de aves y cerdos, los dos animales que suelen ser la fuente de estos microorganismos. “No sabemos de dónde viene. El Centro de Control de Enfermedades de EE UU y el NIH [el equivalente al Ministerio de Sanidad] están estudiando a camellos y ovejas porque ahí, como son musulmanes, no hay cerdos”, dice Enjuanes. Tampoco el patrón de la transmisión es claro. “En Francia hubo más de 100 personas en contacto con el afectado antes de que se supiera lo que le pasaba, pero solo cinco enfermaron por diversas causas y, de ellos, solo uno ha dado positivo al coronavirus. Tiene una mortalidad muy alta para una transmisibilidad muy baja”, explica Enjuanes.
Además, el ritmo de aparición de los casos no es el normal. “Ahora parece que se está acelerando, cuando lleva más de un año circulando”, afirma el experto. “Todos estábamos pendientes de la gran peregrinación a La Meca del año pasado, cuando se juntaron 14 millones de personas, y en cambio no pasó nada”, añade Enjuanes.
Lo que el científico español tiene claro es que los casos van a aumentar. También en este caso ha habido algunos problemas de comunicación. Un médico egipcio fue el que mandó las muestras a Holanda, a espaldas de las autoridades árabes. Ahora la situación se ha normalizado, y al haber mayor circulación de sueros, aumentarán los diagnósticos, vaticina Enjuanes. Así que él tampoco quiere alarmar, pero, por si acaso, ya tiene todo preparado por si hay que fabricar la vacuna.
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