martes, 12 de noviembre de 2013

Liberar a Wendy - Victimas de Peter Pan


En un blogg con este titulo "Cosas de wendolitos", no podemos dejar de hablar de un tema tan actual como El Sindrome de Wendy.


Te planteo el siguiente ejercicio y obtendrás la respuesta: Cierra los ojos y vuelve al país de Nunca Jamás. Wendy es la niña que cuida a los personajes del cuento en el mundo de fantasía, que es capaz de hacer aquello a lo que Peter Pan no se atreve, que asume sus riesgos, sus responsabilidades, etcétera, pero que siempre permanece en segundo plano. Peter Pan, es el protagonista que triunfa gracias a los esfuerzos de Wendy. Abre los ojos y vuelve a la vida real ¿te suena? Seguro que si no eres tú misma, alguna Wendy se te ha venido a la cabeza. No es un personaje de cuento de hadas, Wendy existe de verdad y es un problema que requiere que actúes para soclucionarlo.

Este sindrome tiene relación con el síndrome de Peter Pan, que el psicólogo Dan Kiley registró en 1983 y que se refiere a los individuos que no quieren crecer ni asumir las responsabilidades de la adultez.

Es habitual la existencia de un Peter Pan que tenga una Wendy para que haga todo lo que él no hace y se responsabilice de todo lo que él evita.

El miedo al rechazo o abandono es la principal causa que, en interacción con otras variables (ser mujer, influencias culturales, estilo educativo, rasgos de personalidad, etcétera) puede dar lugar al síndrome de Wendy. Este miedo irracional y con características patológicas hace que de forma compulsiva cumplan los deseos de los otros asumiendo las responsabilidades de la otra persona y sobrecargándose ellas mismas, por lo que, aunque ellas generalmente lo desconocen, lo cierto es que son mujeres fuertes y con una gran capacidad para tolerar la frustración. Sin embargo, estas dos características tan comúnmente deseables las manejan en su contra.
Las influencias culturales o un estilo educativo en el que se realza la figura de la mujer como cuidadora y responsable de las cargas familiares pueden aumentar la probabilidad de que se padezca ese síndrome, ya que se fomenta la idea de la mujer como encargada del cuidado y bienestar de los otros.
Por otro lado, rasgos de personalidad como la baja autoestima o la introversión, unidos a la necesidad de afecto son otros de los principales motivos que dan lugar a este problema.

Consecuencias del síndrome de Wendy

El síndrome de Wendy es difícil de detectar, ya que todavía en muchos contextos la conducta que lleva a cabo la mujer que lo padece es la considerada como la deseable. Por ello, se debe tener en cuenta la influencia de la cultura para considerar este comportamiento como un trastorno o no. Sin embargo, con independencia de que estos comportamientos sean considerados como un síndrome o como lo esperable, lo cierto es que “vivir así” trae consigo una serie de consecuencias negativas a nivel emocional y de pareja:
  • Tristeza y soledad: estas personas acaban por sentirse solas, sin nada que las satisfagan. Además, pocas veces se da las gracias por algo que ellas mismas hacen que se considere como “un derecho”.
  • Depresión y trastornos de ansiedad: sentir que no llegan a todo lo que se proponen unido a la falta de refuerzo por el entorno que le rodean puede dar lugar a problemas emocionales.
  • Burnout (estar quemado): este síndrome, comúnmente asociado al ámbito laboral, también puede aparecer aquí por la incompatibilidad y ambigüedad de tareas, falta de tiempo para sí misma, etcétera. Esto hace que se sientan agotadas y al límite de sus posibilidades.
  • Problemas de pareja: el síndrome hace imposible el principio de equidad en la pareja a partir del que ambos miembros son iguales a la hora de asumir responsabilidades.

Finalmente, estas wendys son candidatas a sufrir "El Síndrome de la Abuela Esclava" .

Tratamiento del síndrome de Wendy

La superación depende de la capacidad de quien lo sufre y de reconocer que sus conductas son equivocadas. Se trata de:
- Establecer relaciones equitativas con las personas.
- Aumentar la autoestima.
- Aprender a decir "no".
- Madurar, pensar que cada uno es responsable de su vida.
- No asumir los deberes y responsabilidades ajenas.
- Ser consciente de que los cambios de hábitos son lentos.

Acabar con la idea de “si me esfuerzo mucho por ti verás que te quiero y así no me dejarás” es la base de la terapia en el síndrome de Wendy. El objetivo principal de la terapia es que pierdan el temor a ser abandonadas o rechazadas si no hacen todo lo que el otro quiere, ya que, si no se trabaja esta idea irracional, es difícil que lleguen a modificar su comportamiento. Para ello, a lo largo de la terapia se revisa con la paciente en qué otras situaciones de su vida se ha comportado de esa manera con el fin de ayudarle a tomar conciencia de su miedo.
Posteriormente, mediante técnicas cognitivas se trabaja la idea irracional actual enseñándole a ver la relación con su comportamiento, ayudándole a percatarse al mismo tiempo de cómo este miedo no le ayuda a conseguir su objetivo, sino a entrar en un círculo vicioso en el que su miedo se incrementa por la “no exigencia” de atenciones y afecto por parte del otro.
Al mismo tiempo, se debe entrenar a la paciente en habilidades interpersonales como aprender a “decir no” y delegar tareas, con el fin de fomentar el principio de equidad en la pareja cuya relación frecuentemente está deteriorada.
El síndrome de Wendy puede no ser tal y enmascarar una necesidad de control al otro (“si yo me hago imprescindible para ti, yo tengo más poder que tú; te controlo). Sólo un diagnóstico exhaustivo puede diferenciar ambos problemas, que llevarán consigo un tratamiento diferente.
Prevención

Educar en la igualdad desde la infancia

La mejor prevención llega desde la infancia, cuando comienza nuestro desarrollo social y de la personalidad, cuando se forman los roles asociados a nuestra identidad. Por ello, es muy importante el estilo educativo y las creencias que transmitimos a los más pequeños en esos momentos a través de las normas (la niña pone la mesa mientras su hermano descansa) o mediante los juegos (¿cuántas veces hemos visto a un niño jugar a ser enfermero? En el mejor de los casos son los médicos a los que la enfermera les ayuda a finalizar su exitoso trabajo).

Cuidar nuestra autoestima también nos ayudará a prevenir este tipo de trastorno. Una persona con sana autoestima es capaz de revisar su concepto de amor dándose cuenta de que lejos de ser resignación o sacrificio, amar es un medio de obtención de cosas agradables por ambas partes.

Reconocer a Peter Pan.
Dime con qué Peter Pan te acuestas...

El hecho de que se resistan a crecer o tengan una actitud egoísta e infantil no es sólo un problema social. Ciertamente, su comportamiento dominará sus hábitos sexuales, de manera que un Peter Pan nunca tendrá relaciones plenamente sanas. En este plano, Bolinches distingue cuatro tipos de hombres que encajan en este perfil:

Seductor: Sólo quiere gustar. Es agraciado y tiene un alto autoconcepto (opinión de sí mismo). Al tener éxito con las mujeres resulta ser mejor seductor que amante, no le importa dejar satisfecha a su pareja, sólo quedar complacido de su conquista. Seduce, pero le resulta indiferente si proporciona o no placer. A modo de ejemplo, si tuviera problemas físicos de índole sexual, como eyaculación precoz, ni siquiera les pondría remedio.

Narcisista
: Tiene un buen físico pero no una buena opinión de sí mismo. Busca por ello chicas atractivas para reforzar su narcisismo. Sexualmente funciona mejor que el seductor, pues el narcisista se preocupa por dar placer y estar a la altura de su físico.

Intelectual: Satisfecho consigo mismo pero no con su cuerpo. Por ello utiliza su inteligencia para dominar psicológicamente generando así relaciones dominación-sumisión. Bolinches pone el siguiente ejemplo: «un narcisista nunca iría con una chica poco agraciada, el intelectual sí, pero se justifica por ello: no es guapa, pero funciona bien en la cama, pensaría».

Servicial: En palabras del psicólogo, «el mejor para la mujer». No está satisfecho consigo mismo, ni física ni intelectualmente. Por ello aprovecha todas sus posibilidades en el ámbito sexual y se esfuerza al máximo por dejar satisfecha a su pareja, ya que tiene miedo a ser abandonado.

Las causas son múltiples, pero la que más destaca es el cambio en el comportamiento sexual de la mujer. «El hombre tiene miedo a no estar a la altura, quiere cumplir en la cama y eso puede provocarle frustración». Además, Bolinches, autor de la guía "Peter Pan puede crecer", da la clave para localizar el problema: «hay hombres que se autoafirman en función del número de orgasmos que provocan a la mujer, se dedican al sexo más de lo que quisieran. Tienen buena fe y se empeñan en que ella disfrute». Si esto ocurre, evidentemente hay un problema: «es fatal sexualmente porque con el tiempo el hombre tendrá inhibición del deseo sexual, algo mucho más difícil de solucionar». La única clave para evitarlo es «encontrar el término medio en el que ambos queden suficientemente satisfechos».

La mujer que acompaña al hombre Peter Pan es imprescindible para su recuperación.«El hombre necesita una mujer madura que le de suficiente amor, refuerce su comportamiento y le haga comprender que tiene que evolucionar. Además de esto, tendrá que encontrar a una mujer que le convenga y le ayude a crecer».

Pero hacer madurar a Peter Pan no es tarea sencilla pues a la primera de cambio se escapara con Campanilla.
http://nadieesperfecto.bitacoras.com/archivos/2005/11/09/los-cuentos-que-yo-cuento-acaban-tan-mal


HUID WENDYS ANTES DE QUE SEA TARDE

¿Alguien conoce a algún Peter Pan rehabilitado? Espero vuestros comentarios.










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