Todo el mundo cree conocer el lenguaje gestual de los perros. Cuando su dueño llega a casa, el animal se estremece de pies a cabeza, sus ojos brillan, sus orejas se levantan y su voz lo saluda con ladridos agudos y cortos. Si azota el aire con la cola, denota excitación, felicidad y placer. Si la mantiene alzada con movimientos lentos, muestra que está en guardia, listo para pasar a la acción... o al ataque. Si, en cambio, la esconde entre las patas, está enviando claros mensajes de miedo y rendición. Lo que no se sabía hasta ahora es que, dependiendo del lado hacia el que agita la cola con mayor ímpetu, está transmitiendo señales muy diferentes que sus congéneres saben interpretar.
Lo acaba de descubrir un grupo de investigadores de la Universidad italiana de Trento. En un artículo que publica la revista Current Biology, explican que los perros, al igual que los humanos, tienen un cerebro organizado de manera asimétrica, en el cual la mitad derecha y la mitad izquierda cumplen funciones diferentes. El hemisferio izquierdo del cerebro está especializado en sentimientos positivos (el afecto, la sensación de seguridad, etc.) y estados fisiológicos de relajación (ritmo lento del corazón, etc.), que implican aproximación y acumulación de energía. En cambio, el hemisferio derecho gestiona conductas de retirada que conllevan gasto energético (el miedo, la agresividad). Como anatómicamente el hemisferio izquierdo controla el lado derecho del cuerpo y el hemisferio derecho controla el lado izquierdo del cuerpo, estos investigadores han llegado a la conclusión de que, observando hacia qué lado mueve más la cola un perro, podemos suponer qué sentimientos predominan en ese momento en su cerebro. Así, los perros agitan la cola a la derecha cuando tienen emociones positivas, como al ver a su dueño, y a la izquierda cuando tienen emociones negativas, como al detectar la presencia de un perro hostil.
El estudio encontró que esa distinción en el movimiento de la cola también tiene un significado para los otros perros. Los investigadores mostraron a los perros vídeos de otros canes que movían la cola de manera asimétrica, a la derecha o a la izquierda, y observaron las reacciones. Cuando los perros veían a otro can moviendo la cola a la izquierda, su ritmo cardíaco aumentaba y parecían ansiosos. Cuando, en cambio, el rabo escoraba a la derecha, los otros perros permanecían relajados. «La dirección de movimiento de la cola realmente importa y se da de una manera que corresponde a la activación hemisférica en el cerebro», concluyó Giorgio Vallortigara, del Centro de Ciencias de la Mente y el Cerebro en la Universidad de Trento. Pero Vallortigara no cree que los perros tengan necesariamente la intención de comunicar esas emociones a otros perros. Más bien, señala, la parcialidad del movimiento de cola es el resultado automático de la activación de uno u otro hemisferio cerebral. A su juicio, los veterinarios y dueños de perros harían bien en tomar nota para conocer mejor a sus animales. Y es que solo les falta hablar.
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