El uso rutinario de antibióticos puede originar la presencia de residuos en productos alimentarios de origen animal si no se respetan los tiempos adecuados en su eliminación, lo cual puede suponer un riesgo para la salud humana si estos se encuentran en determinadas concentraciones, advierte al artículo premiado Rambla. Para la comunidad científica, cabe esperar que la supresión total de antibióticos en animales como promotores del crecimiento comportaría una disminución de los niveles de resistencia en humanos.
Rambla, que actualmente se encuentra en la Universidad de Gant (Bélgica), también destaca la necesidad de mejorar las prácticas de higiene en las granjas y reducir el hacinamiento de los animales para reducir el número de animales infectados por contagio directo, a pesar del incremento de costes que supondría. En este sentido, indica que hay que educar los consumidores a entender que los alimentos más saludables pueden tener un precio más alto. Considera además que se tienen que buscar nuevas alternativas en el uso de antibióticos en la alimentación animal, potenciando aquellas investigaciones que vayan encaminadas a este tipo de estudio.
Los antibióticos, además de utilizarse con finalidad terapéutica, se usan también desde los años 40 del pasado siglo como promotores del crecimiento en animales, favoreciendo el control de la flora bacteriana, cosa que comporta un mayor aprovechamiento de los nutrientes y un aumento considerable de su peso. El uso rutinario de este tipo de medicamentos puede originar la presencia de residuos en productos alimentarios de origen animal si no se respetan los tiempos adecuados en la eliminación de los antibióticos, lo cual puede producir alergias en individuos hipersensibles; pero sobre todo, la administración de bajos niveles de antibióticos puede inducir la resistencia de los patógenos a los antibióticos utilizados en humanos. El peligro real parece pequeño pero podría haber inconvenientes tanto para la salud humana cómo para la sanidad animal, alerta la autora de la tesis “Determinación de antibióticos mediante cromatografía líquida micelar en muestras fisiológicas y de alimen tos”.
Los antibióticos como promotores del crecimiento se han utilizado en dosis subterapéuticas durante largos periodos de la vida animal, produciendo un aumento del peso estimado alrededor de un 5%. A partir de los años 70, su uso empezó a regularse y limitarse. Rambla recuerda que después de las recientes crisis ocurridas en Inglaterra con las vacas locas o en Bélgica con la identificación de dioxinas en pollos y cerdos, la Unión Europea empezó a establecer medidas de control más estrictas para determinar la calidad y seguridad alimentaria. En este sentido, destaca la importancia de desarrollar nuevos programas de control de alimentos con métodos rápidos y precisos de detección analítica que tienen como objetivo hacer cumplir la legislación sobre residuos de medicamentos en productos de origen animal.
Los antibióticos utilizados en medicina humana pertenecen a las mismas clases generales de antibióticos como los utilizados en animales y, en muchos casos, aunque no son exactamente los mismos compuestos, la manera de acción que presentan sí que es la misma. Después de la administración de un antibiótico a un animal tiene lugar su metabolización que favorece la eliminación y, en conjunto, la desintoxicación. Aún así, no siempre se produce de manera total e inmediata. Por eso, la investigadora explica que en los últimos años, la comunidad científica ha manifestado una gran preocupación por el alarmante incremento de la resistencia a antibióticos debido al problema que esto supone en el tratamiento de las enfermedades infecciosas. Se ha destacado una posible relación entre el uso de antibióticos en animales y el incremento de la resistencia a estos compuestos en bacterias de importancia en patología humana y animal.
La investigadora explica que en los laboratorios del grupo de investigación de Química Bioanalítica de la UJI, en los que realizó su tesis bajo la dirección de Josep Esteve i Samuel Carda, se determinó la presencia de diferentes antibióticos en varias muestras de alimentos como por ejemplo leche, huevos y pescados, para los cuales la UE establece restricciones cuantitativas muy estrictas, lo que ha obligado a la utilización de una serie de técnicas de detección muy sensibles y rápidas al mismo tiempo a fin de que se pueda realizar un buen control de la calidad de los alimentos antes de su venta.
El artículo premiado completo se puede leer en el número 5 de la revista La Corriola: http://www.uji.es/CA/centres/
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