Quitando Easy Jet y Ryanair, que no aceptan animales en ninguna ruta, salvo que se trate de perros guía, el peso máximo de la mascota permitido en las aerolíneas, incluyendo el transportín (que para gatos suele pesar entre 1,2 y 2 kg), no puede en ningún caso superar los ocho kg en cabina. Es el caso de Iberia, Air Europa y Vueling. En otras como Air Berlin o Air France, el peso máximo del animal, incluido el bolso de transporte, no puede superar los seis kilos, según los datos facilitados por Affinity.
Algunas de ellas admiten, con un sobrecoste, llevar al animal en bodega, pero no todas. Iberia, Spanair, Air Europa, Air Berlin y Air France sí lo permiten, pero con un coste del billete que va desde los 40-50 euros (en Península y Baleares) hasta los 120 (en Canarias), cuando el precio en cabina no supera en ningún caso los 30 euros (salvo a Canarias, entre 35 y 50 euros, según la compañía). En el caso de Iberia, por ejemplo, el precio de llevar un animal en cabina es de los más baratos, 25 euros, pero si su mascota y transportín pesan más de 8 kilos deberá abonar 120 euros para llevarlo en la bodega, según los datos facilitados por la aerolínea. Si va a viajar en tren, los trenes de media distancia, Avant, AVE y larga distancia admiten como máximo seis kg de peso. Por lo que si su gato pesa más 4,5 kilos ya no podría viajar con él, por el peso del transportín.
Otra opción es optar por el servicio urgente de traslado de animales de MRW o el de Travel Dog. El peso aquí también importa, aunque es más difícil superarlo, al menos si se trata de gato. En el caso de Travel Dog, el peso del gato no conlleva ningún tipo de sobrecoste, como aseguran desde la compañía dedicada al transporte nacional e internacional de mascotas, cuyos precios varían según el tipo de servicio. Desde 60 euros la ruta con parada fija, hasta 150 el transporte compartido, pasando por 800 euros el transporte exclusivo de su mascota con un técnico veterinario.
Opciones para viajar con gatos obesos hay, aunque en muchas ocasiones esos kilos de más suponen un sobrecoste. Un sobrecoste más caro de lo que parece, pues está en juego la salud del animal. Por lo que la mejor opción es evitar el sedentarismo y la mala o excesiva alimentación que están detrás de esos kilos de más del gato.
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