ABC, 22/07/2012. El último ataque de buitres a una oveja que acababa de parir, cerca del casco urbano de El Bohodón, ha vuelto a despertar la alarma en Ávila, donde los ganaderos sufren el cambio de comportamiento en la alimentación de estas aves carroñeras, y piden soluciones antes de que se produzca un "efecto llamada".
Organizaciones agrarias y ecologistas coinciden en que la provincia de Ávila es "la más perjudicada" de Castilla y León por los ataques de los buitres, que han hecho de vacas y ovejas recién paridas y crías recién nacidas su objeto de deseo, pero no es ese su único alimento.
A 16 kilómetros de Ávila, en la planta de tratamiento de residuos sólidos urbanos de Urraca-Miguel, hay momentos en los que pueden llegar a congregarse "unos 70 buitres negros y 300 leonados", según ha asegurado a EFE José Aguilera, del Colectivo Azálvaro.
"Los animales tienen hambre y buscan comida y son capaces de volar cientos de kilómetros, aunque acaben comiendo plástico", ha añadido, también en declaraciones a Efe, Juan José Rico, portavoz del Colectivo Cantueso-Ecologistas en Acción en Ávila.
Y "lo peor" no es sólo que las aves ataquen a animales indefensos y en situación de debilidad, sino que puede producirse un "efecto llamada".
Según José Aguilera, los buitres llegan a desplazarse desde Teruel y recorrer, en un día, hasta 250 kilómetros en busca de comida", de modo que las cabañas ganaderas junto al Sistema Central y vertederos como el de Urraca-Miguel se convertirían en un imán para otras poblaciones de buitres, con las consecuencias que ello implicaría.
Los cálculos de las organizaciones ecologistas y de las Administraciones indican que, en España, se reproduce el 94 por ciento de la población europea de buitre leonado y el 98 por ciento de buitre negro, que tiene en el Valle de Iruelas (Ávila) una de sus principales colonias, si no la más importante.
Asimismo, se reproduce el 82 por ciento de la población de alimoche y el 66 por ciento de quebrantahuesos, de modo que el censo total rondaría los 120.000 ejemplares.
Según estos expertos, haría falta un comedero "por cada 40 aves", aunque los existentes, por ejemplo, en Ávila, en El Barraco y Maello, "están cerrados" y la Junta, "por circunstancias económicas, seguramente", no los abre, ha opinado José Aguilera.
"Todos" coinciden, según Juan José Rico, en que el mal de las "vacas locas" fue el detonante de la situación que las aves carroñeras y los ganaderos viven hoy, al prohibir que los restos de animales muertos se quedaran en el campo para dar continuidad a la cadena alimenticia.
Sólo para la población de buitre leonado, en este sentido, harían falta "entre 35 y 49 toneladas de carne diaria".
El Colectivo Azálvaro se ha reunido recientemente con la Asociación Agraria Jóvenes Agricultores (ASAJA) y la Fundación Biodiversidad, para desarrollar en Ávila el proyecto ARCAN (Autogestión de la Red de Comederos de Aves Necrófagas), tal como ya se hace en Segovia, donde funcionan nueve muladares.
El objetivo es retirar y destruir los cadáveres de animales y subproductos para alimentar aves carroñeras en comederos autorizados, dentro de los Seguros Agrarios Combinados.
Un paso más, en este marco, lo han dado recientemente las Cortes de Castilla y León, que han instado a la Junta a elaborar, en el plazo "más breve posible", una norma para que los restos de animales puedan ser depositados en muladares y, así, "minimizar" los ataques al ganado.
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