Dodo, un simio de dos años y medio, da de comer de manera habitual a varios cachorros de tigre, a los que no sólo no teme, como cabría esperar, sino con los que también juega. Le han enseñado a hacerlo sus cuidadores de un zoo de Tailandia (Samut Prakarn Crocodile Farm and Zoo), situado a unos 40 kilómetros al sureste de Bangkok.
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