La fauna invasora ha acabado instalándose en nuestro        país tras ser introducida de forma intencionada por caza y pesca        deportiva, o explotación comercial. Otras especies han llegado de forma no        intencionada debido al trasiego de mercancías y personas en diferentes        medios de transportes (como polizón, incrustante o en aguas de lastre),        según explican a ABC fuentes del Grupo Especialista en Invasiones        Biológicas (GEIB).
Desde el GEIB hacen además hincapié en que la        prevención es la mejor arma para luchar contra este problema. Para ello,        insisten, hay que concienciar a la Administración, los diferentes sectores        empresariales y el público en general.
Por ello, y por la presión        de organizaciones ecologistas, el Gobierno ha llegado a la aprobación de        un catálogo de especies exóticas invasoras, que el Consejo de Ministros        anunció el pasado viernes. En él se incluyen 136 especies «mortíferas»        como el mosquito tigre, el picudo rojo, la avispa asiática, el perejil        gigante, la codorniz japonesa, el amor de hombre o el mejillón cebra en        entre otros.
La colonia invasora de mapaches americanos trae de        cabeza a los trabajadores del Parque Regional del Sureste. La presencia de        este animal es también fruto de la moda que los convirtió en animales de        compañía. Ahora campan a sus anchas en este parque madrileño y representan        una amenaza para la flora autóctona. El riesgo puede ir más allá. «¿Qué        pasará si el mapache llega a Sierra Morena donde se encuentra el lince        ibérico», se preguntaba el autor de «Invasores» en el último seminario        SIPMA.
 
Uno de los casos más llamativos es el de la culebra        real californiana, dueña y señora de poblados canarios como San Roque-La        Solana o Telde, entre otros. Este reptil empezó a acampar a sus anchas en        territorio canario a finales de los 90, en pleno apogeo de la moda de la        mascota exótica. Quienes se cansaron de tenerla en casa, la soltaron en el        campo. La culebra real california tiene una gran facilidad para        reproducirse y de ahí el principio del problema. Hoy, la población de        culebras es tan grande que la UE se ha visto obligada a aplicar un        proyecto LIFE para su erradicación desde el pasado 1 de septiembre. El        principal problema reside en que se alimenta de reptiles endémicos como        lisa o el lagarto.
Otro «bichito simpático» que está        causando estragos, en este caso en el río Ebro, es el mejillón cebra,        procedente de los mares Negro y Caspio. Su presencia, procedente de una        embarcación cargada de larvas, fue detectada por primera vez en el Ebro en        agosto de 2011, según un informe de Ecologistas en Acción. En 2005, se        encontró a este molusco en el río Júcar.
La colonización en ambos        ríos es devastadora. «La acumulación de miles y miles de valvas de        especimenes muertos de mejillón cebra modifica el sustrato de los fondos        de los ríos (...) ya que al cubrir el lecho de los ríos impide la        presencia de otras pequeñas especies que sirven de alimento a los peces»,        según detalla el estudio de Ecologistas en Acción. Las pérdidas económicas        que conlleva la plaga son, también, millonarias.
Otras especies que        ya consideramos casi autóctonos, como los gatos asilvestrados, procederían        realmente de África y suponene una amenaza para el 8% de aves, mamiferos y        reptiles, según un estudio del CSIC. Los gatos asilvestrados son «una de        las especies invasoras más perniciosas para las comunidades de vertebrados        en islas», asegura el investigador del Instituto de Productos Naturales y        Agrobiología del CSIC, Manuel Nogales. A lo largo de la historia, su        acción en entornos insulares ha contribuido a la extinción de, al menos,        el 14% de los vertebrados extintos.
El picudo rojo, un escarabajo        originario del Asia tropical, se ha extendido en España y otros países        debido al transporte de mercancías internacional. El insecto se ha        instalado ya en diferentes comunidades y supone una amenaza para las        palmeras ya que la larva perfora galerías de más de un metro de longitud        en los troncos. La plaga se originó en nuestro país en 1994 y hasta ahora        no se ha encontrado la solución definitiva para    erradicarla.
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