viernes, 30 de septiembre de 2011

Aparece una ballena muerta en tierra a 800 metros del mar

EL MUNDO, 30/09/2011.
Una ballena sei de 10 metros de largo y 20 toneladas de peso ha aparecido varada y muerta en el interior y a 800 metros de las costas de East Yorkshite, en el estuario del río Humber. El suceso mantiene intrigado a los expertos locales, que se preguntan cómo ha podido llegar hasta allí.

"Es posible que se quedara estancada en aguas poco profundas con la marea alta", asegura Andy Gibson, del Yorkshire Wildlife Trust. "Cuando una ballena se ve en esa situación, intenta rodar, y es probable que en esa maniobra se quedara obturado el espiráculo (el orificio por el que respiran)".

Aun así, Gibson reconoció que es muy poco frecuente la aparición de ballenas varadas de esta especie en las costas británicas. De hecho, tan sólo se han registrado tres casos en los últimos 20 años.

Se trata además de la tercera ballena encontrada muerta en las últimas semanas en el estuario del Humber. A primeros de septiembre fue hallada una ballena de aleta –emparentad con la sei- en el lugar conocido como Spurn Point. Un tercer cetáceo muerto fue avistado en la embocadura del río, pero fue arrastrado posteriormente mar adentro por las corrientes.

Los expertos advierten que durante este verano, inusualmene cálido desde finales de agosto, se ha producido un notable aumento de las ballenas avistada en el Mar del Norte. Algunos expertos lo achacan a cambios en las corrientes de agua fría que bajan desde el Artico.

El ejemplar hallado en East Yorkshire es una ballena sei hembra y joven. "A veces las ballenas vienen hasta aguas poco profundas buscando comida y se quedan atascadas", declaró Kirsten Smith, otra científica adscrita al Yorkshire Wildlife Trust. "La marea alta puede empujarlas hasta las marismas y dejarlas allí embarrancadas con la bajamar".

miércoles, 28 de septiembre de 2011

LA HISTORIA DE NIRU

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Hace muchos años un criador de gatos le regalo a su sobrino con motivo de su boda una simpática gata de pelo largo color chocolate, con los ojos de color miel y con la cara preciosa, en absoluto chata. Parecía un gato persa de espaldas pero con la cara de un gato de angora. La gata siempre estaba sobre el muro de su casa y pocas veces la metian dentro de casa. Porque sus dueños aunque orgullosos pensaban que lo mejor para la gata era estar fuera. Toty que así se llamaba, tenía alimentos y una camita en el jardín. Visitaba la clínica veterinaria cada año para sus vacunas. Jugaba con los niños del barrio y los de su propia casa durante el día y por las noches se veía con un siamés de la calle Mazagón. De esa linda relación tuvieron varias camadas que los vecinos se iban llevando del jardín sin pedir siquiera permiso. Un mal día alguien enveneno al siamés y Toty tuvo que rehacer su vida con el siamés de otra calle más alejada. Y se lo trajo a vivir al jardín, cosa que no les gusto demasiado a sus dueños. No sé que le paso a su segundo siamés, pero Toty volvió a quedarse sola. Entonces como sus dueños no controlaban para nada su natalidad, ni la castraban ni le daban tratamiento anticonceptivo Toty bajo el listón y se comenzo a relacionar con los gatos comunes del barrio. Error. Fue por amor si. Pero su prole dejo de regalarse sola. Sus hijos e hijas comenzaron a colonizar los amplios jardines del consul alemán Clauss. Aunque dado su linaje, la vida de depredadores no se les daba muy bien y se veían obligados a mendigar por el barrio.

La mamá de Niru es una de las muchas nietas de Toty, es físicamente igual a Niru pero psicológicamente es totalmente diferente, porque sintiéndose princesa le ha tocado vivir una vida de gato callejero.



Mamaniru vivía en una casa humilde próxima al jardín Clauss desde pequeña, allí se coló y no la echaron. Le daban de comer pero nadie intento socializarla porque esa era la casa de una anciana impedida de estas que necesitan cuidados las 24 h del día. Mamaniru tenía un territorio pequeño en comparación a sus hermanos pero tenía comida al menos. Cuando Mamaniru tuvo a sus gatitos, no fue la única en parir en la C/Gibraleón.


Las gatas negras y las manchadas parientes de Mamaniru también tenían una prole que sacar adelante. Había tensión en las calles desde que Toty la matriarca había desaparecido. Sus hijos e hijas codiciaban el jardín primigenio y todos los gatitos estaban amenazados por lo machos que no los habían concebido. (Los gatos llevan muy bien las cuentas de paternidades y herencias). Mamaniru y su hermana que vivía en el jardín de al lado tuvieron la felina idea de trasladar sus camadas a la casa que tenía el jardín libre. Adivina por qué estaba libre. La bruja de esa casa metió a los gatitos chicos de ambas camadas en una bolsa y los tiro al contenedor. Espero que arda en el infierno y que le metan como a Hitler cada día una piña por el culo. Alguien destapo el contenedor y los gatos más grandes (de un mes y algo) animados por la lluvia salieron a buscar refugio corriendo por la carretera.


Pero Niru y sus hermanos estaban en la bolsa. El más fuerte de todos los gatitos pudo romper el plástico y Niru y su valiente hermanito (el negro y blanco), comenzaron a escalar por la basura. Mi hermano los encontró medio muertos de frío y hambre cuando fue a tirar unos papeles al mediodía. Mi padre revolvio el contenedor extrañado de que solo hubiese 2 gatos. Debía haber más, y entonces en la bolsa encontró 3 más en un estado lamentable. Era fiesta, todo estaba cerrado y solo una veterinaria podía tener en casa lo necesario para salvarlos.
Leche para gatitos, biberones, suero, vitaminas, antibióticos...Niru y su hermanito se agarraban con fuerza al biberón, mientras Pelusa y Tigrecito se debatían entre la vida y la muerte. Hicieron falta muchas manos amigas para devolverles el calor. Mucho amor para limpiar las diarreas de Grisecito, aquel gatito con la misma expresión de Toty, sus almohadillas lilas y su pelo angorado.

 Mientras cuidabamos a los pequeños. Mi hermano puso un evento en el tuenti, se recorrió el barrio buscando a la mamá y recogiendo los datos de esta historia.

Por la noche mientras yo velaba a los gatillos, él no podía dormir porque seguía escuchando bajo la lluvia el llanto de un gato. En nuestro jardín se habían refugiado los gatos que tuvieron fuerzas de salir del contenedor. Tres veces tuvo que salir a recoger gatitos para llevarlos al jardín donde su madre los había parido. Otra buena vecina se ocupo de secarlos y de darles biberones hasta que la gata que andaba loca buscándolos apareció por su casa. Esta buena mujer contacto con los protectores de Mamaniru y los ayudo a meterla en un jaulón. Yo devolví los gatitos calentitos y con sus tripitas llenas. Pero la gata nerviosa en su prisión no reconocía a sus hijos y dejo alimentarlos. En esa casa tan atareada no sé cuanto tardaron en darse cuenta de que la gata no amantaba. Iban cogiendo a los gatos para darles biberones cuando podían y cuando la gata lo permitía. Hasta el punto de que Pelusa perdió el sentido y nuevamente requirió de mis cuidados. Once días estuvimos luchando contra la desnutrición y la enfermedad, once días con sus noches, y al final se nos fue...Que sean 2 piñas para la bruja.

Como la gata no tenía suficiente leche para sus 4 gatitos y sus protectores estaban muy ocupados cuidando a la anciana. Agradecemos de todo corazón a todas las personas que dieron difusión a los "gatos del contenedor" y a aquellos que les hicieron un hueco en su hogar.

Hoy sabemos que las 2 gatas adultas y sus proles no adoptadas fueron a parar a la protectora de Ayamonte. Minilucas y Niru fueron adoptados. Pero la persona que se hizo cargo de Niru ahora no puede quedarsela por motivos de enfermedad.



Esta es Niru y su historia, toda una aventura para un cachorro. 
Los interesados que llamen a este numero: 675035588 y pregunten por Alejandro.