lunes, 5 de septiembre de 2011

CEGMA

Fuente: EUROPA SUR, 04.09.2011

 Desde enero a junio, se dieron en todo el litoral andaluz un total de 231 varamientos, que son 19 más que en 2010. De los datos del semestre, 141 fueron protagonizados por tortugas marinas y 90 por cetáceos. La costa atlántica -Huelva y Cádiz- sigue registrando el mayor número de varamientos de tortugas marinas del litoral andaluz, con la tortuga boba como la especie más abundante. Además de llevarlos al Cegma, llevan a cabo estudios biométricos y de foto-identificación de todos los ejemplares varados, ya sean vivos o muertos. El Cegma de Algeciras recibe los varamientos que se dan en el litoral de Huelva y Cádiz. En la provincia se han dado 72 hasta junio.


El Centro de Gestión del Medio Marino (Cegma) del Estrecho, en la dársena del Saladillo de Algeciras, funciona desde 2008 como uno de los vértices del Programa de Gestión Sostenible del Medio Marino Andaluz para atender varamientos de mamíferos y tortugas marinas, para la gestión y el seguimiento del medio marino y el litoral, para la cría en cautividad de especies amenazadas y para educar y fomentar la conservación.


El equipo veterinario del Cegma del Estrecho cuida en la actualidad de 23 tortugas, cada una con una historia diferente. 19 son de la última remesa del programa de reintroducción de la tortuga boba (caretta caretta) de la Consejería de Medio Ambiente y la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC). Sufren algún tipo de herida y por eso aún no han podido volver a su medio aún.

Las otras cuatro fueron protagonistas de varamientos y están esperando su próxima alta y la fecha más indicada para su suelta al mar. La veterinaria de Fauna Marina del Cegma, Carolina Fernández, explicó que el protocolo a seguir a su llegada al centro se inicia con análisis sanguíneos y radiografías para conocer el alcance de sus lesiones. La mayoría varan por haber ingerido plásticos, haberse quedado atrapadas entre redes o haber recibido el impacto de la hélice de un barco.

El agua que se utiliza en el Cegma viene del mar y se atempera de manera artificial para que el ambiente de curación -y crianza en el caso de las más jóvenes- se asemeje a su hábitat.

Otro de los cuidados se basa en la alimentación. Comen cefalópodos, pescados y crustáceos, normalmente enteros. En el caso de las más pequeñas, les ofrecen el alimento triturado y envuelto en una gelatina para que floten, ya que las más jóvenes -las del programa de reintroducción- no nadan bien hasta los cinco o seis meses, cuando se les cambia la papilla por el alimento entero.


Las tortugas liberadas se reconocen porque antes de dejarlas en el mar se les coloca un microchip en el lado izquierdo del cuello y se les anilla la aleta anterior derecha.



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